domingo, 18 de mayo de 2008

Myra y los hombres Libélula

MYRA CRUCIFICADA

Los Hombre Libélula ya no toleraban a sus dos Excéntricas Flores. Pájaros subterráneos copularon para el evento, en su túnel perdido.
Ella sonreía desnuda, sin importarle el tajo sangrante. Subían los tentáculos por sus piernas hasta la herida y se insertaban, pringosos, en sus innumerables orificios y ella sangraba en orgasmos.
Si los hombres libélula hubieran llegado un minuto después, Myra hubiera muerto sin sentir el goce último. Con sus pies peludos pataleaban jubilosos al viento y nunca se sabía donde empezaba el hombre y donde terminaba el insecto.
Myra, toda luz, toda remolinos. Myra flor y espacio en manos de esas bestias. Myra, clavada en su cruz de aluminio....... Y las bestias lamiéndola y tocándola con sus apéndices pegajosos, hurgando en el desierto de su vientre. Quémandola con fluídos verdes y azules, abriéndola en cada embate, aunque al mismo tiempo, temiendo a esa criatura sin pudor.
Y la sangre tibia, y las flores cantando y los pájaros subterráneos imitando la cópula de su reina con aquellos otros seres, el jadeo espasmódico de los libélulas, los gritos de placer de Myra, más gritos, más monstruosos órganos inflamados, más Myra de la Tierra muriendo al reir.

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